martes, 29 de marzo de 2016

REVOLVER COLT DEL CALIBRE 38

Entró en la estación y buscó la consigna. Llevaba dos maletas abultadas y un maletín de mano con una muda, la documentación, los enseres de aseo y un revólver Colt del calibre 38, al que solo le faltaba una bala en el tambor. Aquello era todo su bagaje, la historia de los diez últimos años de su vida, metida en aquellas dos valijas, que ahora veía cómo el encargado colocaba dentro de un armario a la espera de que él las recogiese cuando hubiese encontrado alojamiento. 

Un revólver en la maleta, pág. 10.


Volvió a mirar, por última vez, la calle desde la ventana. A través de los vidrios mojados, contempló durante un rato el deambular de la gente bajo los paraguas. Luego se sentó en el sillón y abrió el cajón superior de la mesa. De allí lo sacó, protegido por su funda de cuero. Era un revólver Colt del calibre 38, que lo había acompañado durante toda su carrera. Se lo había regalado su padre, también comisario, el día en que cumplió los quince años.
―El día de mañana, tú también serás policía y, cuando ingreses en la escuela, nadie tendrá que enseñarte lo que es un arma de fuego.
No había vuelto a usarlo desde que había aprendido a disparar con él, cuando salía con su padre los domingos, después de misa, a las orillas del Guadarrama para hacer blanco en unas latas vacías. Ahora se limitaba a limpiarlo y a engrasarlo cada cierto tiempo para que estuviera a punto. Y desde que era comisario, siempre lo dejaba guardado en la mesa del despacho que ocupaba en cada destino, cargado, con todas las balas en el tambor, como si de un talismán se tratase. 
Porque, así pensaba, siempre le había traído suerte.
Lentamente, lo sacó de su funda, lo acarició, levantó el martillo hasta que quedó sujeto y se acercó el arma a la boca. 
Vio sobre la mesa, al lado de la caja, la hoja que había estado escribiendo momentos antes y cerró los ojos.
Luego apretó el gatillo. 

Un revólver en la maleta, págs. 255-256.

 

Cuando Homero bajó el brazo, su Colt del calibre 38 aún humeaba.
En el tambor faltaban dos balas. 

Estaré esperando para matarte, pág. 185.



El Colt del calibre 38 es el revólver del inspector Homero, que hereda de su mentor, el comisario Alejo, y que se trae de Madrid, como un doloroso recuerdo, con una bala menos en el tambor.

Si deseas conocer sus características técnicas
y su historia, pincha aquí.



Fuente de la foto: historiadelasarmasdefuego.blogspot.com.es




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