domingo, 27 de marzo de 2016

LA CÓRDOBA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

La Córdoba de Homero y Pedro, cuyas calles recorren a la búsqueda de asesinos, es la Córdoba de principios del siglo XX, una ciudad provinciana que sale de su largo letargo de siglos y abandona la condición de pueblo grande para convertirse, poco a poco, en una urbe moderna. Son los años de los primeros vehículos a motor, de los primeros ascensores, de los primeros edificios funcionales y modernistas que se construyen.
Córdoba aparece reflejada en las novelas a través de sus calles emblemáticas como Frailes, Moriscos o Almonas, de sus iglesias (San Andrés, San Miguel y, por supuesto, San Lorenzo), de la plaza de abastos de La Corredera, del reñidero de gallos, del cementerio de La Salud, de las Ermitas, del hotel Suizo, del Ayuntamiento, del Círculo de la Amistad, del Gran Teatro, del Coso de Los Tejares, de la Audiencia, de El Círculo de Labradores, de una humilde casa de vecinos del barrio de San Lorenzo….


Mientras recorría su perímetro, buscando entre las calles aledañas algún horno, pre­guntando aquí y allá, consideró que Córdoba era una ciudad de con­trastes, en la que convivían, en una armonía prodigiosa e injusta, los barrios más populares con los más adinerados, humildes viviendas de gente sencilla con suntuosos palacios, iglesias engalanadas y ricos conventos. Desde pequeño, le había llamado la atención la capacidad que tenía el ser humano de hacer ostentación obscena de su fortuna mientras consentía que sus semejantes se muriesen de hambre.

Estaré esperando para matarte, pág. 30.


Fuente de la foto: postalesantiguasdeandalucia.blogspot.com.es





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